domingo. 12.10.2025

Pactar la paz

“No presiones a un enemigo desesperado. Un animal agotado seguirá luchando, pues esa es la ley de la naturaleza” dijo el filósofo y estratega militar Sun Tzu en su tratado El arte de la guerra. Se cuenta que este tratado fue aplicado por Napoleón y por otros tantos señores guerreros. En los veinte puntos que contiene la propuesta de paz presentada por el Presidente de Estados Unidos al Presidente del Gobierno de Israel, parece que se aplica esta máxima. Tanto en la paz como en la guerra, no hay que acorralar al enemigo hasta el punto de que se sienta humillado. Según el maestro Tzu, del cual lamentamos no haber tenido conocimiento hasta ahora, un enemigo acorralado y sin opciones transforma la humillación en ira y matará en su rendición, produciendo más bajas. Por todo ello, es más conveniente –dicen– proporcionar una salida honrosa al enemigo.

No es ésta la interpretación que realizan los estrategas militares aficionados, que los hay y muy estudiosos, sobre la conveniencia de dejar una salida al enemigo. Para mayor retorcimiento –que, a veces, se confunde con inteligencia– afirman que dejar al enemigo una opción de escape es una forma de hacerle dudar. Y justo ahí, en el momento de la duda, cuando todos nos desordenamos, deshacemos nuestras estrategias y somos más vulnerables. Julio César empleó esta táctica en la guerra de las Galias y probablemente no conocía al maestro Tzu. Dejaba una salida a las tropas enemigas y, cuando éstas se encontraban en plena evacuación, corriendo por los campos, eran atrapados por las legiones romanas. Las teorías del tratado sobre El Arte de la Guerra son tan sutiles que al lado del maestro Tzu, Nicolás Maquiavelo tiene el carácter de una geisha.

La cuestión es saber dónde se encuentra la salida honrosa para Hamas. En sentido contrario, en cuál de los veinte puntos de la propuesta de paz se ha incluido una puerta de escape para el Gobierno de Israel de manera que su Presidente cese en su huida hacia delante. Cómo evitar que este Presidente de Gobierno no aparezca como un líder vencido ante sus votantes. Y, a su vez, como evitar que sus votantes, quienes esperan de su líder, valentía y ardor guerrero, no se sientan decepcionados.

Por otra parte, no es nueva la solución de que un ex mandatario británico, en este caso Tony Blair, esté al frente de un organismo internacional para el gobierno de Palestina. Durante casi treinta años, desde 1922, el territorio de Israel y Palestina fue administrado por Reino Unido, siendo de hecho una colonia, aunque con matices. Esta solución de la Sociedad de Naciones resultó solo una respuesta a medio plazo. Cuando Reino Unido abandonó el territorio comenzó el actual conflicto palestino. Parece que los mandatarios del siglo XXI se empeñan en repetir lo acontecido al principio del siglo XX. Un hálito de ingenuidad nos hace desear que todo se conjure para que, esta vez sí, el Presidente de Estados Unidos pueda aplicar su acuerdo de paz, tal y como se ha presentado.

Pactar la paz