miércoles. 26.11.2025

El problema actual

Al hablar de la República, no pretendo hacer historia. Sería muy largo. Tiene una envergadura como para escribir un libro. Gracias a los hispanistas, hoy, tenemos datos suficientes para darnos una idea muy completa de todo el proceso. En este artículo, con muchas menos pretensiones, quiero solo dar mi opinión al respecto. Dejar bien sentado que la República, no fue un intento de las malvadas izquierdas para desestabilizar la nación española. Engañan, a quien quiere dejarse engañar.

En el ánimo de sus promotores, de derechas y de izquierdas, estaba el deseo, de iniciar un proceso que acabara con los regímenes autoritarios, que venían desde la Edad Media, y que muchos países de Europa ya lo estaban haciendo desde la Revolución Francesa, más de un siglo antes. Repito, que el intento fracasó, por errores propios, y porque el sector inmovilista e intolerante, que ha existido siempre, y que sigue existiendo, no concibe los avances en derechos y libertades, no concibe que la convivencia se mejora don diálogo y tolerancia, no concibe que todos unidos debemos trabajar para mejorar el bienestar de los ciudadanos.

Insisto: otro tema es el concepto republicanismo, en contraposición a la monarquía. En la primera mitad del siglo XX, se hacía imprescindible un cambio de régimen que introdujera los valores de una sociedad más justa. Era imprescindible viajar hacia la democracia, porque no la teníamos. Estábamos muy lejos de ella. Hoy tenemos democracia, y aunque resulte anacrónico que el jefe del Estado lo sea porque nace con el título debajo del brazo, la necesidad de un cambio de Monarquía a República se hace menos necesario. Seguro que llegará. Repito es anacrónico.

Lo que me lleva a aparcar el sentimiento ideológico, en aras de un pragmatismo más pegado al suelo. Las monarquías tendrán su punto y final; no sabemos cuándo. Hoy es mucho más urgente observar, analizar, y prevenir, los peligros que acechan a nuestra democracia, desde muchos lugares del planeta. En España también. Los populismos inmovilistas y negacionistas, que están sembrando en el ambiente la idea de que todo va muy mal, para después presentarse como los salvadores. Por muy antigua que sea la idea, es una realidad, a la que tenemos que hacer frente si no queremos volver a otros tiempos, y perder todo lo conseguido. Eso es lo urgente.

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El problema actual