El fantasma Puigdemont

Vamos a entrar en un periodo en el que no se va a oír otra cantinela que la de Carles Puigdemont. Vamos a tener a Puigdemont hasta en la sopa. Por eso, antes de que se me adelanten voy a empezar yo hablando del presidente del partido catalanista Junts per Catalunya, el partido que otrora se llamara Convergència Democrática de Catalunya, y que durante mucho tiempo estuvo presidido por el “molt honorable Jordi Pujol”. Un partido de derechas, que se unió al partido de izquierdas, Esquerra Republicana de Catalunya, por intereses puramente independentistas.

Dos presidentes que, uno terminó encausado por corrupción y el otro huido de la justicia por delitos contra el Estado. Dos buenas piezas. Y ahora el presidente en funciones del Gobierno de España necesitará el apoyo de los diputados de JuntsperCat para revalidar de nuevo el gobierno progresista de España. Ojo: estamos hablando de siete diputados, que ocupan legítimamente sus escaños.

Y aquellos candidatos que opten a la presidencia del Gobierno de España tendrán que pedir el apoyo de todos los parlamentarios, y quien encuentre más apoyos será investido presidente. Así funciona. Y así ha funcionado siempre. Aznar en el año 1996 fue investido presidente con el apoyo de catalanes y vascos. A Pujol le concedió  competencias y buena parte de la recaudación de los impuestos: y una declaración de “hablar catalán en la intimidad”. Arzallus llegó a decir que con Aznar había conseguido para Euskadi, en 14 días, más que en los 14 años de Felipe González.

La “diferencia” es que Aznar lo hizo por el bien de “Espáña”, y Pedro Sánchez si lo hace es una traición a “Espáña”. Esa es la diferencia. Aznar lo hizo con un “molt honorable president”, y Sánchez lo va a hacer con el fantasmagórico traidor Puigdemont. Sánchez está dispuesto a conceder el indulto a Puigdemont. ¡Ingenuos! Si hoy se iniciara el proceso, necesitaría más de tres años y medio, otra legislatura. ¿Y si se le concede qué? Dentro de cuatro años estaría en libertad. ¿Y qué es más importante? ¿Que el personaje Puigdemont esté libre, o que haya un gobierno que haga avanzar a España? ¿O que Cataluña disfrute de una convivencia en paz? ¡Elijan! Contra el independentismo se lucha con diálogo y acercamientos, no a “palo y tente tieso”

 

Julio García-Casarrubios Sainz

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