viernes. 26.04.2024

Punto de inflexión

Artículo escrito por Julio García-Casarrubios

No es la primera vez que un hecho delictivo irrumpe en la campaña. No sé si el hecho criminal, como tal, puede influir en la tendencia de las encuestas. Creo que no. Desconozco si esas cartas amenazantes e intolerables tienen en el fondo la intención de participar en la campaña. No lo sé. Ni pretendo analizarlo; solo me fijo en el hecho criminal; sin más. Las fuerzas de seguridad y la justicia harán su trabajo, muy bien. No tengo la menor duda.

Entonces, ¿no va a pasar nada? Sí. Claro. Eso es otra cuestión. Claro que va a cambiar la campaña; va a marcar, ha marcado, un antes y un después. Es un auténtico punto de inflexión. Pero quienes consiguen ese cambio no son los autores del hecho delictivo en sí. No. Lo que marca el punto de inflexión son las reacciones de algunos líderes; las reacciones de los partidos. Lo que cambió el sentido del voto el 14-M no fueron los atentados del 11-M, sino las reacciones de los distintos líderes, y en especial la posición adoptada por el Gobierno.

Las cartas son un hecho que revela un odio incontenible; revela una mente macabra capaz de pensar en atrocidades impensables; revelan un estado de ánimo que se ha ido cociendo, alimentado por la actitud permanente de crispación y polarización. Políticos del tres al cuarto que cuando les ponen un micrófono delante, bien en la calle, o en un plató, o en la tribuna del Congreso, no piensan en otra cosa que en deslegitimar al adversario, y hacer todo lo posible porque fracase, porque se vaya.

El hecho y las reacciones que se suceden estos días, hay que enmarcarlas en el dilema de fascismo o democracia. Ese es el dilema, y no otros. Quien culpa a los extremos, hay que preguntarle: ¿Dónde está el otro extremo? Como si hubiera dos extremos donde se sitúan los malos, y un centro reservado para los buenos. No. En un extremo están los intolerantes, los que desprecian a niños por su color, los que llaman mantenidos a quienes acuden a las colas del hambre, los enemigos de la democracia. Y en el otro estamos los demócratas, que somos muchos más; los que defendemos los derechos humanos. Cuidado con ese centrismo falaz; cuidado con la reacción ante los hechos delictivos; cuidado con las reacciones ambiguas de: “no pero..” porque es ahí donde podemos encontrar el punto de inflexión.

Punto de inflexión