lunes. 20.01.2025

Confundir el enemigo

Momento de cambios. Nos vamos a quitar de fumar, vamos a ir al gimnasio, nos vamos a portar mejor con la familia. Año nuevo, vida nueva. En este final de 2024, visto el panorama político que padecemos, se me ocurre añadir un análisis, una enmienda, y un cambio de orientación, que añadido al propósito de todos los años puede hacernos mejores, y hacer mejor la vida de los que nos rodean. ¿No será que hemos elegido mal nuestro enemigo? ¿Por qué no cambiamos ciertas actitudes que nos hagan distinguir con claridad, cuál es nuestro objetivo último y cuáles los caminos para conseguirlo?

Vamos a ver: Estoy convencido de que el objetivo último, que deseamos una mayoría, podemos situarlo en que no haya guerras, que no haya hambre, que no haya injustas e intolerables desigualdades, que todo el mundo tenga sus necesidades primarias resueltas, que exista en la sociedad un sentimiento de apoyo y ayuda a los más vulnerables, que avancemos en el bienestar social, etc. etc. etc. Las diferencias, -legítimas-, pueden estar en los procedimientos para lograr ese mundo; podemos conseguir esos objetivos por caminos muy diferentes.

Pero no pueden ser nuestros enemigos los que opten por un camino diferente. ¿Cabe la discusión? Sí. Podemos debatir, todo lo acaloradamente que sea necesario, pero nuestros enemigos serán siempre los que se hayan posicionado en otros objetivos. Conseguir unos objetivos comunes por vías diferentes debe ser el fundamento de la tarea política. Que vayamos por la acera de la derecha o por la de la izquierda, que vayamos por un camino asfaltado o por otro empedrado, puede tener diferencias y es legítimo debatirlo; pero los objetivos son irrenunciables.

Los que han optado por caminos diferentes, para conseguir los objetivos del bien común, no pueden considerarse enemigos; ese está siendo el error de algunos. Discutimos, pero como al final queremos lo mismo, la discusión será constructiva. Y si dos de diferentes caminos son incapaces de entenderse, ¿no será que detrás del aparente distinto camino, es que el punto de mira lo tiene puesto en diferentes, y hasta contrarios objetivos? Si es verdad que queremos lo mismo, terminaremos entendiéndonos. Si no nos entendemos, si el insulto sustituye al debate, es que no luchamos por los mismos objetivos.

http://juliocasarrubios.blogspot.com

Confundir el enemigo