Orgulloso de pertenecer a una institución que es capaz de movilizar al mundo entero como lo ha hecho la Iglesia Católica. El fallecimiento de su máximo representante, y la elección de su sucesor, ha despertado un interés informativo como ningún otro acontecimiento. La palabra “Católica” significa universal; y así ha hecho honor en esta ocasión: un acontecimiento universal; un acontecimiento que no ha dejado indiferente a nadie. Todo el mundo mirando con expectación el perfil del nuevo Papa. Y, ¿por qué será? Debe tener su explicación.
No cabe otra explicación, que el convencimiento de que será, de que es, decisiva su implicación en el devenir de la historia. Es la prueba del convencimiento generalizado de que sus decisiones, incluso su discurso, deja un sello en el mundo entero, como no lo hace ningún otro líder. Su perfil es el de un hombre constructivo, pletórico de valores universales, a los que nadie puede oponerse porque son evidentemente beneficiosos. No es el líder que llega al cargo para poner patas arriba todo el sistema y todos los avances conseguidos. Sí, es constructivo.
Nadie puede, con un mínimo de dignidad moral, oponerse al mensaje de “paz y entendimiento a través del diálogo”. Pero eso no puede ser atribuido, solamente, a la personalidad de un líder recién llegado. También se debe a la institución que representa. Una institución, que después de dos mil años, sigue manteniendo vivo el mensaje de amar al prójimo como a ti mismo; el mensaje de preocupación por los más necesitados, por los pobres, por los inmigrantes. Ese mensaje tiene una fuerza tal, que no hay quien lo destruya; ni que nadie lo niegue.
Inconcebible. Me ha dejado la sangre fría y el cerebro paralizado, cuando he oído, que algunos están alarmados porque ha llegado el comunismo al Vaticano. Si tender puentes mediante el diálogo para conseguir la paz, si preocuparse por los inmigrantes y por los más necesitados, es ser comunista, yo quiero ser comunista; yo quiero y felicito a León XIV porque sea comunista; me alegra que en el cónclave haya habido mayoría comunista. ¡Qué barbaridad! ¿Qué quieren, que tengamos una Iglesia que lleve a Franco bajo palio? No. Yo quiero una “Iglesia Universal”, con valores universales capaces de abrazar a todos, piensen lo que piensen.