La campaña del cereal concluyó el pasado mes de julio en la Cooperativa Santa Catalina de La Solana con un resultado satisfactorio. La entidad solanera ha recibido en torno a los 4 millones de kilogramos de distintos cereales, especialmente cebada. “Ha sido una campaña más corta que la de años anteriores, motivada por la sequía”, explicó el presidente, Pedro José Martín-Zarco.
El cereal aguantó bien la escasez de precipitaciones durante el invierno y agradeció las lluvias primaverales. Pese a esto las explotaciones tempranas han tenido mejor rendimiento que las tardías. “El peso específico ha sido más dispar entre las primeras y las últimas cosechadas”, expuso Martín-Zarco. La producción ha sido baja en comparación con la campaña de 2021. La calidad del grano también ha sido desigual a lo largo de la cosecha, aunque la media ha sido positiva. Al inicio era de un peso específico superior a la media, sin embargo “en las tardías sí que era inferior a la media y ahí sí que merma un poco la calidad del producto”.
El paradigma actual, influenciado por la guerra de Ucrania (granero de Europa), el alza del precio de las energías, productos fitosanitarios y abonos, ha propiciado una subida considerable del precio del grano en nuestro país. Los datos más recientes, en función de la lonja, sitúan en más de 300 euros la tonelada. “Debemos tener en cuenta que al agricultor este año le ha costado más dinero ‘criar’ la siembra”, destacó el presidente.
El producto sale del granero solanero en función de cómo los socios vayan vendiendo el grano. Ya ha salido una buena cantidad de cosecha con distintos destinos, pero con el denominador común de la ganadería como principal consumidor. “La zona centro, Castilla y León, Extremadura, Andalucía y Cataluña son los principales consumidores”, declaró Martín-Zarco, quien añadió que se destina principalmente para las cabañas de porcino y vacuno.
