Ante la reciente alarma generada por la "Plataforma Stop Biometano" en Valdepeñas, es importante aportar una dosis de realidad técnica y científica al debate. Oponerse sistemáticamente a las plantas de biometano e hidrógeno verde, bajo la bandera del ecologismo, es una contradicción flagrante. Estas instalaciones no son el problema; son, de hecho, la única solución viable para los problemas ambientales que ya tenemos.
A continuación, voy a intentar desmontar los argumentos y explico por qué estos vectores energéticos son el futuro inevitable y deseable.
1. La falacia del "Tufo" y la Contaminación
El argumento principal de la plataforma se basa en el miedo a los olores y a la contaminación de acuíferos. Este razonamiento ignora cómo funciona la ingeniería moderna:
• El problema existe actualmente y la planta lo soluciona: Valdepeñas y su comarca ya generan toneladas de residuos agroganaderos (purines, estiércol, restos de poda, etc.) Actualmente, muchos de estos residuos se gestionan de forma precaria, emitiendo CO2 y metano CH4 (gases de efecto invernadero), a la atmósfera y echando nitratos al suelo (sirva de ejemplo el mal olor que hay en algunas ocasiones en el pueblo).
• La planta actúa como una depuradora: Una planta de biometano no "crea" basura; la higieniza. Mediante la digestión anaerobia:
Ingeniería de olores: Hoy en día, una planta industrial bien diseñada opera en depresión (el aire entra, no sale) y pasa por biofiltros industriales.Prohibir la tecnología por miedo a una mala gestión es como prohibir los coches porque alguien pueda saltarse un semáforo.
2. Biometano: Economía Circular
Llamar "especulación" a la producción de biometano es no entender la transición energética.
• El biometano es gas natural renovable. Es la única tecnología madura capaz de sustituir al gas fósil ruso o argelino usando nuestra propia basura.
• Al procesar los residuos en reactores cerrados, evitamos que se pudran en el campo (y generen olores). Se convierte un pasivo ambiental (caca de vaca, sobras de vid, etc.) en un activo energético, no solo no generaríamos olores si no que los reduciríamos. Negarse a esto es condenarnos a seguir dependiendo de combustibles fósiles y a seguir gestionando mal nuestros residuos.
3. Hidrógeno Verde: La oportunidad industrial del siglo.
La plataforma menciona con recelo los proyectos de Hidrógeno y Amoniaco Verde. Desde la ingeniería, esto es incomprensible. España, y concretamente la zona de La Mancha, tiene el recurso más valioso del siglo XXI: sol abundante y terreno.
Aprovechar el sol: El hidrógeno verde nos permite convertir la electricidad solar (que sobra) en un combustible químico (H2) que se puede almacenar y transportar.
• Cero emisiones; es Química, no magia: Para producirlo, solo usamos agua y electricidad renovable (sol/viento) para romper la molécula del agua. La reacción es limpia.
• El uso: El hidrógeno se utiliza (ya sea en una pila de combustible, en una turbina…). ¿El resultado?
Hidrogeno más Oxigeno… ¡Agua! ese sería el residuo a la atmosfera, el cual no contamina. El tubo de escape de un camión o una industria que utilice hidrógeno solo expulsa vapor de agua. Ni CO2, ni partículas finas, ni óxidos de azufre. Es el combustible más limpio.
• Descarbonizar lo difícil: No todo se puede enchufar a la luz. La industria pesada, el transporte marítimo y la fertilización de nuestros campos necesitan este H2. El amoniaco verde (derivado del hidrógeno) es la base para crear fertilizantes sin huella de carbono.
• "Gastan mucha agua": Falso. La cantidad de agua necesaria para producir Hidrógeno es ridícula comparada con la gastada en otros sectores. Para mover un coche 100 km con Hidrógeno se gasta menos agua que la que se necesita para producir un solo aguacate o la que se evapora en una piscina privada en un día de verano.
• Seguridad: Las normativas industriales para el manejo de hidrógeno son extremadamente estrictas. La industria química lleva 100 años manejando gases inflamables con ratios de seguridad buenísimos.
4. Conclusión: No al retroceso, Sí al progreso.
Las plataformas que se oponen a estas tecnologías, queriendo o no, están defendiendo el status quo: que sigamos quemando gas fósil y que los purines sigan contaminando los acuíferos sin tratamiento previo.
La instalación de estas plantas en Valdepeñas no es una amenaza, es una noticia excelente. Significa industrialización, empleos de alta cualificación (ingenieros, técnicos de mantenimiento y más personal) e independencia energética.
No cerremos la puerta al futuro por miedos infundados. La descarbonización no espera; Valdepeñas y la región no deberían quedarse atrás.
Pablo Jesús Delgado Rodríguez, Ingeniero Químico, máster en tecnologías de Hidrógeno.
