En nuestra ciudad, Valdepeñas, no es desconocido que la plaza de España llegó albergar más de un festejo taurino, hasta que se construyó la actual plaza de toros, que fue inaugurada un 8 de agosto de 1872 con la corrida que lidió y dio muerte el único espada de la tarde, Salvador Sánchez “Frascuelo”.
Estamos a siglo y medio de distancia de aquella fecha, casi comparable con los de la Feria de Julio de Valencia, que era más que la propias Fallas.
La plaza de toros de Valdepeñas, desde 1944 es de propiedad municipal, habiendo sido testigo de la cronología histórica de la tauromaquia local.
Como ya dejé escrito en el prólogo del libro del malogrado Rafael Garrido García titulado “Historia de los toros en Valdepeñas”, se han vivido sucesos graves, hechos luctuosos, también espectaculares tardes de gloria y como consecuencia de puerta grande.
Todo tiene cabida en un espectáculo en donde el torero, el hombre (a veces la mujer), se enfrenta al toro, a la fiera criada en la dehesa para la lidia y muerte en una plaza de toros.
La liturgia de la Fiesta es algo para vivirlo con intensidad, desde que el toro es embarcado en la ganadería, el posterior desembarque en los corrales de la plaza, las horas previas de visita a los mismos, el sorteo, la apertura de la taquilla, el ambiente que se crea en torno a la plaza de toros del muy taurino barrio del Lucero, el paseíllo, la lidia con sus tercios y suertes, el arrastre del toro, la música, las tertulias y hasta la merienda forma parte de esa ceremonia en la que se cuida el detalle al máximo.
Ya sabemos que llevamos unos años, en donde en algunos lugares se está especulando con el futuro de la Fiesta, amenazada por ciertos políticos que rechazan cualquier cosa que huela a España. Son unos irresponsables porque no respetan las ideas de los demás.
Con lo fácil que sería respetar la decisión de quien quiera ir a la plaza de toros, que vaya, el que no quiera ir, que no vaya, pero no, lo más fácil para ellos es prohibir, sin importarles la riqueza cultural de la Fiesta, ni los ingresos que genera, que no es cuestión baladí.
Pero volviendo a lo que nos ocupa, a la historia de la plaza de toros de Valdepeñas, decirles que a principios del siglo XX, Valdepeñas contaba con más de 23.000 habitantes, siendo la mayor población de la provincia, superando a Ciudad Real y Puertollano que por esas fechas rondaban los 15.000 y 8.000 habitantes respectivamente, y posteriormente, duplicamos en habitantes a la propia capital.
En Valdepeñas, los toros eran traídos de los prados de las afueras del pueblo, estos eran acompañados por las gentes del pueblo en caballos y mulas para celebrar el festejo en la Plaza de España, haciendo de toriles la calle de Juan Alcaide y sirviendo una posada edificada en el sitio que hoy ocupa el mercado, de donde las cuadrillas salían vestidas. Posteriormente se celebraron en lo que era el huerto de la iglesia de los Padres Trinitarios, hasta que posteriormente se construyera la plaza actual, y es que entre el pasado, el presente y el futuro, existe una permanente relación.
Dejamos para los siguientes artículos pasajes muy importantes de los 150 años de existencia de la plaza de toros, que me supongo habrá que conmemorar, y aquí lo dejo.
